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sábado, 19 de diciembre de 2015

Para la comunidadx

LA NOVIA DE MI HIJO

Me llevo unos segundos reaccionar y saludarla. No podía creer lo buena que estaba. -Hola, dije tratando de parecer amable, soy el papa de Martin.
-Hola, yo soy Bárbara.
Le di un beso en la mejilla, aunque me hubiera gustado lanzármele encima y hacerle de todo. Paso a describirla, así me entienden,; morocha pelo lacio, con un flequillo que le llegaba hasta sus dos hermosos ojazos azules, naricita pequeña y una boca bien carnosa, bien de petera. Tenía un piercing arriba de los labios que parecía un lunar. En definitiva, tenía una cara “Bárbara” de putita, y el cuerpo la delataba, era imposible no mirarle las tetas, dos enormes melones que apenas podía contener una vieja musculosa negra que tenia puesta, y que le hacia un escote muy grande; abajo llevaba una calza que dibujaba una cola espectacular, grande, redonda y bien paradita, que sobresalía de su cuerpo y daban ganas de darle un pellizcon.
-Pa, nos vamos al cuarto, cualquier cosa avísame.
Mientras se iban no pude evitar clavarle la mirada en el orto, se le marcaba una mini tanguita bien metida en el culo. Y, no sé si por mi calentura o que, me pareció que la turrita caminaba parando mas la colita y meneándola de un lado al otro. Ni bien se fueron corrí al baño, me encerré, y me hice una buena paja en honor a la novia de mi hijo.
Pasó una hora y ya eran las ocho de la noche, con la excusa de preguntarle si iban a comer en casa fui al cuarto de Martin. Golpee la puerta, por las dudas,
-Pasa que está abierto.
Cuando entre vi a mi hijo jugando a la play 3 y a su novia acostada boca abajo en la cama con la notebook.
-Venia a preguntar si iban a comer en casa, dije sin quitar la vista de la cola de Barby.
-Si pá, comemos acá.
-Pido unas pizzas ¿Qué dicen?, dije haciéndome el joven.
-Dale, dijo Martin sin quitar la vista de la tele.
-Por mi está bien, dijo Barby, que había girado la cabeza y me había visto in fraganti mirándole la colita.
Salí de la pieza, y me dije a mi mismo, no podes ser tan hijo de puta de querer cogerte a la novia de tu hijo, aunque por otro lado pensé, no puede ser tan boludo mi hijo que teniendo a esta yegua a su disposición, se ponga a jugar a la play.
Llame al delivery y me puse puse a ver un poco la tele, estaba haciendo zapping, cuando de casualidad deje en el canal once, mientras buscaba una cerveza en la heladera.
-Vos también ves esta novela.
Sentí la voz de Barby a mi espalda.
-Sí, de vez en cuando. (Mentí)
Barby se quedo parada contra la mesada.
-Me pasas vasos, están ahí, dije señalando la alacena superior, haciendo que tenga que darse vuelta y así volver a deleitarme con ese culito. Me paso sólo un vaso.
-¿Vos no queres tomar?
-No debería, me dijo con una sonrisa, pero bueno, un poquito.
Volvió a girar y saco otro vaso.
-¿Y Martin?
-Sigue con la play, cuando juega a eso no me da bola.
Que boludo, pensé, mientras le servía un vaso de cerveza. Ahí nos quedamos mirando la tele en silencio; a los pocos minutos sonó el timbre, era el delivery. Cuando me vio con las pizzas me dijo:
-Te ayudo a poner la mesa. ¿Donde están los platos?
-Al lado de los vasos.
Otra vez quedo de espaldas a mi dándome una fabulosa vista de ese majestuoso ojete. No pude resistirme, y fingiendo ir a garrar otro vaso, pasé por detrás de ella, y la roce con mi verga algo excitada. Pensé que me iba a decir algo, pero nada.
-Le voy a avisar a Martin que esta la comida, dijo.
Comimos, vimos tele, y después se fueron a la habitación nuevamente. Levante los platos y me fui a la cama. Tenía la tele muda, ya que quería escuchar cualquier cosa que pase en la habitación contigua, entre mi hijo y su novia; lamentablemente para mí, no se oía nada, o ya se habían dormido, o eran muy silenciosos. Después de un rato de estar con la oreja en la pared, me acosté y me quede viendo una repetición de un partido de futbol; no sé cuánto tiempo paso cuando sentí el rechinar de la puerta del baño. Me levante como un rayo, y salí para allá. Entre al baño, prendí la luz, y me lleve una sorpresa, estaba Barby sentadita en el inodoro.
-Perdón, dije y salí rápido.
Al minuto salió ella que llevaba le musculosa y abajo solo una tanguita.
-Perdóname por entrar sin golpear.
-No, perdóname vos, yo no encendí la luz para no hacer ruido. ¿Te desperté?
-No, me despierto siempre a esta hora y me tomo un vaso de leche. ¿Queres?
-¿Qué?
-Leche, yo te doy.
-Tu leche, mmm, bueno, un traguito.
Los dos estábamos hablando en doble sentido, así que decidí seguir jugando.
-Sos una privilegiada, no a muchas les doy mi leche.
-Gracias, es muy rica. Dijo mientras le daba un sorbo al vaso de leche que le había servido.
-Y nutritiva, agregue, a tu edad tenes que tomar la leche todos los días para crecer fuerte.
-¿Te parece que estoy fuerte?, pregunto sacando musculo con su brazo.
-Estas fuertísima, así que me imagino que debes tomar mucha leche, Martincito te tiene bien alimentada.
-No, Martin no me da la leche.
Me había empezado a hablar en tono de bebota que me volvía loco.
-¿Y entonces? ¿Quién te da la lechita?
-Amigos del cole, todos los días me invitan a su casa y me dan la leche bien calentita.
No sabía si hablaba en serio o no, pero a mí me parecía que si, así que fui por mas.
-Pero esa leche no puede ser como la mía, son nenes, vos necesitas la leche de un tipo como yo.
-¿Te parece? ¿y qué tiene de distinta tu leche?
-Probala.
-Ya la probé, me dijo señalando el vaso.
-Pero esa estaba en la heladera, en mi habitación tengo una botella grande.
-Mmmm, no sé.
-Dale te va gustar.
-Tengo sueño, por ahí otro día.
Y así se fue meneando su redondo y muy parado culito cubierto apenas por una tanguita rosa metida en su raya trasera. Me dejo caliente como una pava, así que no me quedo otra que ir a mi pieza y masturbarme, ni una, ni dos, sino tres veces. Igual no pude pegar un ojo en toda la noche, tenía que cogerme a esa pendeja, ya me chupaba un huevo mi hijo, de seguro era re cornudo, que le hace una mancha mas al tigre, pensé.
A la mañana me desperté y mientras lavaba mis dientes, escuche ruido en la cocina, debe ser Martin, me dije. Termine en el baño y salí, en la cocina ya estaban mi hijo y su novia Barby.
-Prepare café pa ¿Te sirvo?
-Si gracias hijo.
Salude con un beso a cada uno y me senté. Mientras desayunaba no le quitaba la vista ni un segundo a Barby, que cada tanto me miraba.
-Bueno, me tengo que ir a trabajar, dije.
Me fui a cambiar y volví a despedirme.
-Pa, Barby sale con vos porque tiene que ir a buscar su ropa del colegio. Yo la mire, pero no dije nada. Salimos los tres, Barby se despidió con un beso de mi hijo, un poco frio para mi, ya que si fuera mi novia le comería la boca apasionadamente. Como no tengo auto fuimos a la parada del colectivo que quedaba a dos cuadras; en el trayecto, no dije nada y ella tampoco, hasta que no me aguante más y le dije:
-¿Y pudiste dormir bien?
-Sí, creo que tu leche me hizo bien, me dijo sonriendo picaronamente.
-Si hubiese venido a mi cuarto te habría dado mucha más leche, al final la tuve que tirar.
-Que desperdicio, con lo rica que estaba tu leche, se me hace agua la boca.
Llegamos a la parada y mientras esperábamos notaba como todos los tipos le miraban el orto, y ella como si nada. Llego el colectivo, lleno como siempre, y fuimos subiendo, Barby adelante mío, pero el hombre que estaba delante de ella la deja pasar y luego se mete él, impidiéndome quedar detrás de ella; Que hijo de puta, pensé. Subimos los que pudimos y arranco. Barby había quedado contra en surtidor de boletos y a su espalda, el tipo que la había dejado pasar bien pegado a ella, que había girado su cabeza y me miraba. Yo quede al lado del asiento del chofer, y aunque intente acercarme, me fue imposible. Desde mi posición veía como ante cada frenada, el tipo arremetía contra Barby y la hacía rebotar hacia adelante, y ella como si nada. Así fue todo el camino, lo que duro el viaje, hasta llegar a la estación, donde bajamos todos.
-¿Viajaste cómoda?, le pregunte jodiendo.
-Sí, porque, ¿vos no?
-Me hubiera gustado viajar más cerca de ti. Ahora ¿Adónde vas?
-A Flores.
Se me dibujo una gran sonrisa en el rostro, yo iba a Once, y el tren a esta hora era un caos, asi que no iba dejar pasar la oportunidad de manosearla a mi antojo.
La estación estaba repleta, y nos quedamos en un pequeño hueco para poder subir, obvio que me puse detrás de ella. Llego el tren y toda la gente se abalanzo sobre las puertas, yo agarre a Barby de la cintura para no perderla y la apoye a fondo, apenas pudimos entrar. Ella trataba de agarrarse del pasamano teniendo que ponerse de puntitas de pie y levantando mas su colita, yo en un movimiento rápido, acomode mi verga, que ya estaba erecta, bien derecha, y agachándome un poco, se la metí entre las nalgas. Prácticamente la deja encastrada sobre mi verga.
-¿Estas cómoda Barby?, le pregunte al oído.
Sí, me dijo con la cabeza.
Entre el movimiento y el contacto con esa cola bien dura arriba de mi verga, tuve que hacer un esfuerzo por no acabarle ahí mismo.
Yo seguía “disfrutando” del viaje, cuando Barby me toca el brazo y me muestra su celular; al principio no entendí, hasta que leí un mensajito que había escrito ella:¿ LA TENES ASI DURA POR MI?. Si, le dije al oído. Otra vez se puso a escribir en el celular: ¿TODO LO QUE ESTOY SINTIENDO ES TUYO?. Si, volví a decirle.
El resto del viaje los dos estuvimos en silencio, aunque sus mensajes me hicieron ser todavía más osado, y con mis manos le fui tocando la colita todo el viaje. Posaba mis mano una en cada nalga y las movía circularmente; cuando vi que ya faltaba poco para llegar a Flores, puse mi mano derecha en la raya trasera de Barby y fui tanteando hasta encontrar el agujerito posterior, pero se ve que mucho no le gusto, ya que enseguida se movió.
-Permiso, que tengo que bajar.
Obvio que la seguí y me baje con ella.
-¿Vos no seguís hasta Once? Me pregunto haciéndose la tontita.
-¿No me vas a dejar así?, le retruque.
-¿Así como?
-Caliente, me muero de ganas de cogerte.
-Sos un zarpado, soy la novia de tu hijo.
A esta altura ya no me importaba nada.
-Vamos a un hotel.
-¿Y Martin?
-No se va a enterar.
-No se, no estoy muy convencida.
Ahí trate de utilizar mi experiencia y domine la situación.
-Vamos a probar, si no te gusta, paramos y te vas.
Aunque sabía que era una gran mentira; la tome de la mano y la fui llevando hasta salir de la estación. Notaba como todas las miradas estaban posadas en nosotros; ahí me sentí el centro de atención ya que seguramente todos los tipos se morían de envidia. Este pensamiento me hizo querer llamar más la atención, le solté la mano y y la abrace por la cintura; tenía mi mano apenas arriba de su cola. Así la lleve unas dos cuadras.
-¿Adónde vamos?, me pregunto.
-Al primer telo que encuentre, fui mi respuesta.
-¿Por qué no vamos a mi casa?
Yo la mire algo sorprendido.
-No hay nadie, mi mama está trabajando.
-¿Y qué estamos esperando?, le dije.
Caminamos unas cuadras hasta que me dijo:
-Acá no me agarres que la gente me conoce, vivo a dos cuadras.
Le hice caso, y al fin llegamos a una casa vieja, pasamos una pequeña cerca, y abrió la puerta:
-¿Sos vos Barby?, se oyó desde adentro.
-Sima
-¿Quién es? Pregunte ya malhumorado.
-Mi mama, debe estar por irse.
Yo ya estaba maldiciendo cuando aparece una mujer morocha, ojazos azules, la misma boca petera que la hija y un cuerpazo de lujo que no dejaba dudas de que era la madre.
-Hola, dijo sorprendida cuando me vio.
-Hola ma, él es el papa de Martin, mi novio, me acompaño para que no venga sola en tren.
-Hola, yo soy Claudia, la mama de Barby, me dijo acercándose a darme un beso. Gracias por acompañar a mi hija, es tan peligrosa la calle para que ande sola.
Con lo puta que le salió la nena no va a tener ningún problema pensé, pero viendo como estaba vestida la mami sabia de donde había aprendido. Llevaba puesto un trajecito azul oscuro muy entallado que marcaba un culo muy apetitoso y una delantera aun mejor.
-Bueno, me tengo que ir, dijo Claudia, gracias de nuevo y espero que nos volvamos a ver a si hablamos un poco más.
-No va faltar oportunidad, le dije amablemente.
En mi cabeza ya pensaba en cogérmela a ella también, aunque primero la iba a desplumar a la hija
Cuando se fue, Barby me dijo:
-¿Le estabas mirando el culo a mi mama?
Aunque trate de negarlo, se ve que fui muy evidente.
-Bueno, vamos al grano, dije para volver a tomar el control de la situación.
Me fui acercando hasta arrinconar a Barby contra la pared, la tome del mentón y le di un beso muy apasionado, le mande la lengua hasta la garganta. Mientras tanto con mis manos me había despojado del cinturón y había dejado caer mi cinturón al suelo.
-¿Queres la leche?, le pregunte al oído.
Eso fue suficiente para que se arrodille y agarrándome la poronga con una mano, empezara a masturbarme lentamente. Me miraba a los ojos haciéndome calentar todavía más.
-¿Tenes mucha lechita para mí?, dijo en tono de bebota.
Inmediatamente, sin esperar la respuesta empezó a pasarme la lengua por toda la verga, como si fuese un helado hasta llegar a los huevos, que se los metió en la boca, provocándome que largue los primeros gemidos. Luego volvió a pasar la lengua hasta llegar a la cabeza de mi verga, donde le dio un besito.
-Que linda vega que tenes, Martincito no la tiene así de grande.
Yo estaba que explotaba y encima esta pendeja me calentaba más. La agarre con mis manos de la nuca y le hice meterse mi chota en su boca. Ah, que placer fue sentir esa boca carnosa chupando mi verga, era toda una experta, de a poquito se fue comiendo cada centímetro de mi poronga hasta chocar con mis huevos. Le habían entrado mis 18 cm en la boquita, y creo que todavía entraba más. Chupaba y succionaba de forma magistral, moviendo su lengüita, me hacia estremecer de lo caliente que estaba. No pasaron muchos minutos cuando siento que iba a acabar. La agarre bien fuerte de la nuca y le mande los potentes chorros de semen contra su garganta. Pese a querer salirse al principio, luego no tuvo dificultades para tragarse toda la leche.
-¿Te gusto?, me pregunto sin dejar de acariciarme la verga.
-Es la mejor mamada que me hicieron en mi vida.
-Gracias, no sos el primero que me lo dice.
Yo la miraba asombrado, como una chica de 17 años, hermosa, con un cuerpazo de infarto, podía ser tan puta. La ayude a levantarse.
-Vamos a tu pieza, le dije.
La habitación parecía la de una niña de 10 años, llena de peluches, pintada de rosa, con una pequeña cama, contrariaba totalmente con la apariencia y la personalidad de atorranta de Barby.
Se puso contra el placard, dándome la espalda y despacio fue bajando su calza, dejando al descubierto su enorme cola bien paradita, apenas tapada por una tanguita. No aguante y me abalance, poniéndome de rodillas, empecé a besarle toda la cola, le saque la tanguita y pude ver su agujerito posterior. Barby arqueaba la espalda y sacaba mas la colita facilitándome la tarea para seguir comiéndole la colita. Empecé a trabajar con lengua su culito y al minuto ya escuchaba la respiración entrecortada producto de la excitación, así que decidí meter el primer dedito para dilatarlo bien.
-Ay, se quejo Barby al sentir el dedo invadiendo su agujerito. Lentamente lo fui introduciendo todo. Tenía la cola bastante estrecha por lo putita que parecía. Retire el dedo y volví a introducirlo. Repetí este movimiento varias veces seguidas, cada vez con más intensidad. Le estaba cogiendo la colita con el dedo y a ella le encantaba, ya que había empezado a gemir más fuerte. Cuando creí que estaba entregada, saque mi dedo, me pare, y apunte mi verga a su culito.
-Despacio, por favor, dijo Barby.
Aunque no le lleve mucho el apunte. Apoye mi poronga bien erecta sobre su anillito de cuero y haciendo presión le metí, primero la cabeza y luego un cuarto de mi chota. Así me quede unos instantes, para que su colita se acostumbre, podía sentir como mi verga iba abriendo poco a poco su culito.
-Vamos a la cama, me dijo.
Sin sacársela del culo, la lleve clavadita hasta la cama. Se puso en cuatro en el colchón, quedando yo parado en el piso, con media verga en su cola. Sin esperar mas fui metiendo poco a poco todo mi miembro hasta chocar mis huevos con sus nalgas. Ella estaba en silencio, seguramente sentía más dolor que placer, todo lo contrario a mí, que sentía más placer que nunca en mi vida. Así empecé a bombear, primero despacio, hasta ir tomando ritmo; veía desde arriba como mi verga entraba y salía de esa fabulosa cola excitándome todavía más. Barby había empezado a a mezclar gemidos con pequeños gritos, a medida que aceleraba la cogida. Le estuve dando sin parar todo lo que pude, hasta que sentí que me venía y sin avisarle le llene la cola de leche. Los dos nos acostamos en la cama cansados. Todo era silencio hasta que ella hablo.
-¿Te gusto cogerte a la novia de tu hijo?
-Me encanto, respondí.
-Sos un hijo de puta, ¿no tenes ningún remordimiento?
-¿Por qué?
-No sé, es tu hijo.
-No, creo que me calentó mas cogerte sabiendo que después te va a coger mi hijo.
-¿Mira que a Martin no le doy la colita?
-¿Qué?, pregunte incrédulo.
-Tiene que ganársela, si me quiere de verdad tiene que ser paciente.
Pobre Martin, boludo y cornudo salió. Pero era preferible que me la coja yo y no un desconocido.
Después de descansar unos minutos, mírela hora en el celular y me di cuenta que era tardísimo, me levante como una bala y me vestí. Mes despedí de Barby con un beso bien fogoso y me disponía a irme, cuando se me ocurrió hacerle una pregunta:
-Che Barby ¿Tu mama tiene novio?…

sábado, 12 de diciembre de 2015

Mi mujer atiende a dos
amigos de mi hija

Somos un matrimonio felizmente casados desde
hace 30 años. Yo tengo 55 años, y mi esposa 50.
Soy un tipo normal, con algunos kilitos de mas ,
ni lindo ni feo, que siempre conquisté mujeres a
partir de mi humor y mi inteligencia, no porque
fuera una belleza.
Entre esas conquistas, la mejor, sin dudas ha sido
mi esposa. Hoy Viviana, con 50 años se mantiene
tan atractiva como siempre. Muy lindas piernas,
con apenas algo de celulitis, un buen trasero, una
cintura delgada, unas tetas pequeñas, pero que
parecen de una mujer 20 años menor, una
espalda con muy buenos hombros, cuello delgado
y largo, y un rostro casi sin arrugas. Todo esto
hace que los hombres que la cruzan por la calle le
dediquen siempre una segunda mirada. Ni se
imaginan lo que era con 18 años cuando la
conocí.
Nuestra vida transcurrió normal, nos casamos y
tenemos una hija de 25 años que por cuestiones
de estudio está muy poco con nosotros.
En relación a nuestra vida sexual debo confesar
que ha perdido mucho del interés que tenía al
principio. Teníamos relaciones muy de vez en
cuando, y es que los problemas cotidianos nos
hacían llegar a la cama agotados y nerviosos, y
eso no es un buen antecedente para tener
relaciones placenteras.
Por la mañana estoy en casa, o haciendo trámites
cerca, y por la tarde me voy a trabajar y vuelvo
muy tarde. Debo confesar, eso sí, que alguna vez
le he sido infiel pero no pasaron de escarceos
ocasionales, nada serio. Sin embargo esas
situaciones sirvieron para que me preguntara que
haría si fuera mi mujer la que tuviera esas
aventuras, y descubrí que sería capaz de tolerarlo
y perdonarla, si lo hiciera con alguien a quien yo
no conociera. No había tenido demasiada
experiencia con otros hombres. Tal vez lo que
mas me dolería sería que el otro se burlara de mis
cuernos.
Este relato se origina en una situación que me
impactó y cambió la visión que tenía de ella y de
nuestro matrimonio, y que me dejó en una
posición que no se como manejar.
Un fin de semana, mi hija volvió a casa y tuvo la
ocurrencia de invitar a un grupo de amigos a
cenar. Aprovechando el tiempo bueno, y el gran
parque de mi casa, los jóvenes se reunieron
afuera y allí asaron carne y charlaron y
escucharon música hasta muy tarde. Cuando
llegaron nos saludaron. Uno de ellos, el más
lanzado aprovechó para abrazar y besar a mi
esposa, elogiando su belleza y diciéndole que las
chicas más jóvenes no tenían ni para empezar.
Ella se puso colorado y lo apartó con una sonrisa
diciéndole que dejara de burlarse. Por fin se
fueron al parque y nos dejaron tranquilos.
Yo me quedé en mi oficina navegando por
internet, y mi esposa con su netbook, en el
comedor, donde yo escuchaba que a cada rato
entraba alguno de los jóvenes a buscar algo para
tomar o alguna otra cosa.
Al principio no presté demasiada atención a las
voces, pero de pronto algo me llamó la atención.
La voz de Gerardo, el joven lanzado, se escuchaba
con mucha repetición, y era evidente que era
quien más seguido venía a la casa. De a ratos su
voz se convertía en un susurro que no llegaba a
entender, y la risa de mi mujer me señalaba que
algo gracioso había dicho. Más que gracioso, las
expresiones de mi esposa, mostraban que las
frases tenían un claro doble sentido.
“ Que cosas dices, Gerardo” “Que puedo ser tu
madre, niño” “ Ni lo pienses”, eran las frases que
mas abundaban.
Me sentí molesto por esta situación, pero nada
podía decir. Después de todo era amigo de mi
hija, y en el fondo me agradaba que este
muchacho apreciara a mi mujer. No hay nada
peor que tener de pareja una mujer a la que
nadie desea.
A eso de las 2 de la mañana decidí ir a acostarme.
Se lo comuniqué a mi esposa, y me dijo que iba a
quedarse un rato más, por si necesitaban algo. La
respuesta de mi esposa no me gustó, y con toda
la picardía me fui a acostar, pero en realidad me
quedé en el pasillo desde donde podía escuchar lo
que hablaran y si alguien venía, podía meterme
rápido en la cama y simular que dormía.
Al rato, Gerardo entró a la casa.
- Vivi, ahí afuera están todos tomados y yo me
aburro. Yo se que tu sabrás divertirme.
- Busca a gente de tu edad para divertirte. Yo soy
mayor y ya iba a acostarme.
- Justamente, en esa diversión había pensado.
- Gerardo, basta con tus insinuaciones, que si te
escucha mi esposo se va a armar...., dijo, pero
con una voz que claramente invitaba al joven a
que siguiera. El cortejo le agradaba sobremanera.
- Tu marido está en el estudio, si quieres le
pregunto si nos deja jugar a algo.
- No, mi esposo fue a acostarse y de cualquier
manera no creo que te autorice a la clase de
juegos que estuviste proponiéndome.
- ¿ Se fue a acostar? ¿ Solo? ¿ Y no te llevó?
Disculpa Vivi, pero tu maridito está gagá. Yo no
me acostaría en esta casa sin tenerte a mi lado, te
lo dijo de verdad.
- Gerardo, me parece que tomaste mucho. Sería
bueno que te refrescaras un poco
- Ahora que lo pienso, estamos solos, así que
podemos seguir conversando con mas intimidad,
no te parece?
- No me parece. Y quédate donde estás. Si mi
esposo se levanta y nos encuentra tan cerca,
vamos a terminar mal.
- Hagamos una cosa. Ve a ver si está dormido.
- No Gerardo, no hace falta, porque no pienso
hacer nada que mi esposo no pueda ver.
Un silencio se extendió por unos minutos. Un
ruido sordo de forcejeo se escuchó quedamente.
- ¿ Qué haces? ¿ Estás loco?
- Vamos Vivi. Estás tan caliente y excitada como
yo. No lo niegues, así que para que perdemos
tiempo. Ve a ver que hace tu esposo, o de lo
contrario voy yo.
Se escucho ruido de ropa que se acomodaba y yo
rápidamente me metí en la cama y simulé estar
profundamente dormido. Intencionalmente había
dejado unas píldoras de dormir sobre la mesa de
noche, lo que fue muy inteligente. Mi esposa
entró, me llamó suavemente y como no respondí
se acercó a la cama. Me vio dormido y además vio
las pastillas sobre la mesa. Estaba claro que pensó
que estaba dormido profundamente y no iba a
despertar. Luego de un minuto, apoyó la puerta y
salió.
Esperé unos segundos y me levanté sin hacer
ruido. Al llegar al pasillo no se escuchaba nada.
Despacio me asomé y con sorpresa veo a mi
esposa acostada en el sillón y a Gerardo sobre ella
metiéndole la lengua en la boca hasta el fondo
mientras le manoseaba las tetas. Luego de unos
segundos una de sus manos descendió hasta
adueñarse del sexo de mi mujer por encima del
pantalón que tenía puesto. La forma en que lo
rozaba y presionaba enloqueció a mi mujer que se
entregó totalmente.
- Vamos a otro lado, le dijo el dejando de besarla.
Vamos al estudio de tu maridito.
- No ahí pueden sorprendernos.
- Estoy sacado, o vamos a otro lado o te clavo
aquí mismo, dijo Gerardo empezando a bajar su
cremallera.
- Espera, vamos al baño de huéspedes que allí no
entra nadie.
Rápidamente crucé el pasillo y me metí en la
habitación de huéspedes. Entré al baño y me
escondí detrás de la cortina de la ducha, dentro
de la bañera, rogando que no me vieran.
Un par de minutos después se encendió la luz del
baño.
- Acá no estaremos muy cómodos, dijo Gerardo.
- Pero podemos trabar la puerta y si viene alguien
podés decir que está ocupado y no van a entrar.
Diciendo esto mi mujer trabó por dentro la puerta
a la que le faltaba el picaporte que se había roto
hacía unos días. Pero la traba era realmente
segura.
- Eres toda una zorra, putita. Bueno, a lo que
hemos venido, y sin más volvió a abrazarla y
besarla como antes, los dos parados en medio del
baño.
Levantando un poco la cortina, yo podía ver todo
lo que pasaba, y que debo reconocer me excitaba
sobremanera. Mi fiel esposa, enredada con un
jovencito que podía ser su hijo, en su propia casa,
a metros de su esposo y de su hija. El morbo era
fabuloso.
Hábilmente el muchacho la desnudó de la cintura
para arriba dejando sus pechos a la vista, para
empezar a comérselos con ganas, como si fuera a
reventarlos. Ella se limitaba a gozar y acariciarle la
cabeza, gimiendo y suspirando. Cuando la mano
del joven volvió a su sexo, ella tembló de pies a
cabeza. Sin dejar de comerle las tetas,
desabrochó su pantalón y lo deslizó hacia abajo
junto con su ropa interior, dejándola totalmente
desnuda.
- Eres mas hermosa de lo que imaginaba dijo
alejándose un paso para mirarla en detalle. Ella
colocó sus brazos en jarra en su cintura, dejando
que el la mirara a placer.
- ¿ No crees que estoy vieja?, preguntó insinuante
- ¿ Estás loca? Tienes el mejor polvo que he visto
en mucho tiempo, y diciendo esto se sacó la
remera mostrando un abdomen plano y
trabajado, y lentamente desabrochó su vaquero,
se sacó sus zapatos, y se los quitó quedando solo
con un slip que abultaba por su excitación.
- Para que veas que no miento. Mira como me
tienes, dijo apretando su pedazo.
Mi mujer se descalzó y terminó de desnudarse y
dudó en acercarse al muchacho.
Gerardo la miró y sin decir nada, bajó su slip y su
verga saltó como un resorte. Terminó de sacarlo
por sus pies, y comenzó a masturbarse
lentamente, descapuchando su herramienta para
volver a encapucharla. Era evidente lo que quería,
pero lo que no sabía era que mi esposa no era
fanática del sexo oral. Casi nunca conseguí que
me la chupara en todos los años que llevamos de
casado, así que iba a quedarse con un palmo de
narices. No pude menos que sonreirme.
Ella se acercó lentamente y con su mano derecha
tomó posesión del pedazo del macho, y siguió con
la masturbación, mientras lo besaba en la boca. El
la dejó hacer por un momento, luego tomándola
de los hombros la empujó hacia abajo, y ante mi
asombro, sin ofrecer resistencia, mi mujer se
agachó, y en cuclillas comenzó a pasar su lengua
por la verga de Gerardo, hasta terminar por
comersela, primero la cabeza y luego con
desesperación hasta llegar a que las pelotas del
macho golpearan su pera. Volvió a retirarse a
punto de ahogarse y volvió a tragarla por
completo, ante los gemidos del macho que no
podía creer lo que pasaba.
- Como la chupas mamita, como la chupas, sigue,
sigue, la alentaba el joven dirigiendo su cabeza
para que el trabajo bucal fuera más completo.
Por fin, luego de unos minutos la separó
violentamente. Estaba a punto de correrse y no
estaba dispuesto. Respiró profundo y buscando
los bolsillos de su pantalón extrajo un
preservativo. Cortó el envase con los dientes y
rápidamente enfundó su herramienta. Bajó la
tapa del inodoro y se sentó.
- Ven aquí y móntame, yegua, le dijo lo que
provocó que mi esposa se acercara y colocando
una pierna a cada lado del cuerpo de Gerardo,
tomó la verga con su mano y la dirigió a su sexo,
dejándose caer lentamente hasta empalarse por
completo, mientras gemía de placer. Gerardo le
sobaba las tetas y mi mujer comenzó a subir y
bajar por el mástil del macho.
Los gemidos y suspiros permitían saber sin dudas
lo que allí estaba pasando, y en voz cada vez mas
fuerte, producto de la calentura, Gerardo le decía
a mi esposa lo puta que era y como la estaba
clavando.
En ese momento veo una sombra en el vidrio de
la puerta del baño. Había alguien allí escuchando
todo lo que ocurría. La calentura de la pareja no
les permitió darse cuenta. La sombra se agachó.
Era evidente que estaba tratando de ver lo que
pasaba por el agujero que dejaba la manija
faltante. Me imaginé que la visión debía ser
alucinante. Solo rogué porque no fuera mi hija
quien estuviera mirando.
Los amantes seguian mientras tanto en plena
sesión, hasta que Gerardo se levantó sin dejar de
penetrarla. Mi mujer envolvió sus riñones con sus
piernas para no despegarse de esa vara de carne
que la llenaba tan satisfactoriamente, mientras se
colgaba de su cuello. Así, de parados, el macho la
siguió penetrando sin pausa. Era muy excitante
ver como movía sus caderas de arriba hacia abajo
para introducirse por completo en el sexo de mi
señora. En ese momento mi esposa se tensó y
comenzó a acabar como una loca, así suspendida
en el aire y teniendo como eje la verga de su
macho. Cuando la sintió venirse, Gerardo aceleró
aún más convirtiendo ese orgasmo en una serie
interminables, que la llevaron a gemir y gritar
descontroladamente, ante lo que el macho la
besó para silenciarla, porque corría el riesgo de
que la escucharan.
- Callate puta, que nos perdemos, le dijo cuando
terminó el orgasmo. Ahí nomás la bajo al suelo. Mi
esposa tenía las piernas flojas por el climax y le
costaba mantenerse parada. La llevó hasta el
lavabo, la dio vuelta, le hizo separar las piernas y
en esa posición, desde atrás la penetró
totalmente, llegando a levantarla del suelo con el
empujón que le dio. A continuación, la tomó de
los hombros y con envites largos entraba hasta el
fondo y luego salia casi por completo. Desde mi
posición podía ver completamente la escena y
debo reconocer que estaba muy caliente. El
muchacho la había sometido por completo mi
mujer gemía y lloraba sin pausa y se mantenía en
pie porque el macho la sostenía y tenía su vientre
apoyado en el lavabo. Por fin comenzó a acelerar
cada vez más, y con un largo gemido se metió
hasta el fondo y comenzó claramente a eyacular.
Se retiraba y volvía a hundirse hasta el fondo. 3,
4, 5 veces, para terminar cayendo sobre el
cuerpo de mi esposa que ya ni siquiera gemía.
Estaba destruída.
Muy despacio, Gerardo se retiró, recuperó el aire y
se sentó en el inodoro. Miró su verga y
lentamente sacó el preservativo. Se veía que
contenía una gran cantidad de semen.
- Mierda, me vaciaste yegua. No creo que me
haya quedado nada en los huevos, y eso que
hacía rato que no tiraba. Me lo llevo de recuerdo,
y haciéndole un nudo lo puso en el bolsillo de su
pantalón. Se vistió de prisa, y una vez que estuvo
presentable, se acercó a darle un beso en la
espalda a mi mujer.
- Gracias perrita, estuviste fantástica. Me voy para
que nadie sospeche. Dale saludos a tu maridito de
mi parte cuando lo veas, dijo dándole una
nalgada. De manera imperceptible, mientras esto
ocurría, se sintió un roce de ropas detrás de la
puerta que los amantes no alcanzaron a
escuchar, y a alguien que se alejaba.
Gerardo abrió la puerta y se fue rápidamente,
quedando allí solo mi esposa agotada sobre el
lavabo.
Antes que ella pudiera percatarse, otra persona
entró al baño. Era Lucas, otro amigo de mi hija.
Un típico nerd de anteojos, flacucho y sin
demasiada suerte con el sexo opuesto, como
comentaban siempre. Muy tímido y desgarbado.
Sin embargo hoy no era el mismo.
Sus ojos estaban inyectados de sangre y su rostro
estaba desencajado. Indudablemente era él quien
estaba del otro lado de la puerta. Cerró el pestillo,
y rápidamente abrió su bragueta y sacó una
verga gruesa y larga que hacía que la mía
pareciera de juguete. Me sorprendió que
semejante alfeñique portara semejante
herramienta. Para colmo estaba salvajemente
distendida y mientras avanzaba hacia mi mujer
masturbándose, su cabeza brillaba por el líquido
preseminal.
Sin pausa se ubicó a su grupa y apuntando su
lanza introdujo la cabeza en mi mujer sin decir
nada. Mi esposa se tensó ante la penetración y
tembló por un segundo, pero seguramente pensó
que era Gerardo quien seguía fornicando. Cuando
había entrado la mitad, seguramente algo
sospechó. Levantó la cabeza y con horror vio que
quien tenía detrás suyo no era Gerardo. Era el
pesado de Lucas. Trató de resistirse, pero el
muchacho previendo la maniobra la tomó del
cuello con ambas manos, y la ensartó hasta el
fondo apretándola contra el lavabo. La huída era
imposible.
- ¿ Que hacés hijo de puta? Alcanzó a decir mi
esposa semi ahogada.
- Tranquila que te vi tirar con Gerardo. Si no
quieres que se enteren todos, quedate quieta y
gozá, le dijo mientras empezo un mete y saca
feroz.
Mi esposa, todavía floja por el combate anterior,
se quedó paralizada ante lo que escuchó, y esos
segundos de duda fueron suficientes para que
Lucas se acomodara definitivamente y la
penetrara en toda la regla, entrando y saliendo de
su cuerpo con verdadera furia homicida. La
estaba partiendo en dos.
- Espera, por favor, espera, te conozco, no puedes
hacerme esto, dejame respirar, por favor que me
ahogas, suplicó
Por toda respuesta Lucas aflojó sus manos del
cuello de Viviana y la tomó por los hombros
mientras no cejaba en su intento de meterse
dentro de su cuerpo por completo.
- Despacio, que me partes, por favor, despacio,
animal, suplicaba mi mujer ya habiendo asumido
que la cogida era inevitable, pero sin embargo no
había fuerza humana que pudiera conseguir que
Lucas bajara sus arremetidas. Estaba totalmente
descontrolado y poseído por una excitación sin
límites. En un momento comenzó a gemir y fue
evidente que estaba acabando.
- Me quemas, hijo de puta, me quemas, no me
llenes, animal, lloraba mi esposa pero fue
increíble. Sin dejar de serrucharla la estaba
llenando. Unos segundos después un líquido
viscoso comenzó a brotar del sexo de mi mujer
pero ni así Lucas bajó el ritmo. Siguió cogiéndola
como si en eso le fuera la vida. Mi mujer dejó de
hablar para empezar a gemir, luego dejó de gemir
para empezar a suspirar, y por fin solo respiraba
agitadamente, tal era el nivel de sometimiento
que estaba soportando Y por fin, algo que parecía
imposible, empezó a acabar nuevamente, esta
vez más quedamente, sin tantos gritos pero si
llorando abundantemente. El nerd la había
conquistado por completo y ella había perdido
todo el dominio. Por fin, el nerd se retiró. Su verga
hizo un ruido como si hubiera destapado una
botella y mi mujer quedó desmadejada. La tomó
de la cintura y la sentó en el inodoro. Tomó su
boca y la obligó a abrirla y tragarse su verga, para
comenzar a masturbarse con su boca mientras le
sostenía la cabeza. Mi mujer estaba
prácticamente inconsciente, incapaz de entender
lo que pasaba. De a poco se fue recuperando.
- Dime si alguna vez has tenido una como esta en
la boquita, mamita, vamos, a que tu marido no
tiene una así, eh?, le decía mientras la tomaba de
la cabeza y se masturbaba con su boca.
Fueron unos cinco minutos de fellatio salvaje,
hasta que por fin se la enterró todo lo que pudo y
empezó a escupir semen en su boca. Luego de los
primeros chorros la sacó y regó su cara y sus
tetas con una cantidad increíble de semen,
máxime considerando que era su segunda
acabada. Mi mujer quedó allí con los ojos
cerrados, apoyada contra la pared y bañada en
semen de una manera humillante. Por fin todo
había terminado. O eso pensé. Lucas tomó su
verga morcillona y sin decir nada, comenzó a
orinarla con chorros potentes que sirvieron para
lavarle el semen que la cubría. Mi mujer sollozaba
sin poder reaccionar, y por fin, al final, tuvo otro
orgasmo más violento que los anteriores,
quedando casi inconsciente.
- Muy bueno todo, puta. Hace mucho que tenía
ganas de cogerte y someterte por completo. La
próxima vez va a ser mejor, te lo prometo.
Imaginate mi verga bien adentro de tu culo,
taladrándote como un martillo hidráulico. Sueña
con eso y ruega porque pronto tu hija organice
otra cena, así te daré lo tuyo. Se dio vuelta, lavó
su verga en el lavabo, se acercó a mi mujer y la
secó en su pelo el muy hijo de puta, para luego
irse como había venido.
Mi mujer se quedó sollozando sentada en el
inodoro. La había usado como una puta de
callejón. Lentamente se levantó, juntó su ropa y
viendo que no había nadie se metió de prisa en el
baño principal. Pude escuchar correr el agua de la
ducha. Salí y me dirigí a la habitación para
continuar con mi simulación de sueño.
Nada dije de lo que había visto. Mi mujer estuvo
unos días rara, pero no le pregunté porqué. A la
semana tuvimos el mejor sexo que recuerdo. La
manera en que me chupó la verga me
enloqueció. Tomó la iniciativa por primera vez en
su vida y consiguió hacerme acabar tres veces,
cosa que no había ocurrido ni cuando estábamos
de novios. Mientras la cogía, por mi mente
pasaban como una película las imágenes de su
encuentro con los jovencitos, y esto seguramente
fue lo que más me excitó.
El problema es que esta noche, mi hija ha vuelto
a invitar a sus amigos, y mi mujer, cosa rara en
ella, ha decidido vestirse con una pollera corta y
una remera sin corpiño, aduciendo que hace calor
y así está mas cómoda. Me ha dicho también que
sería conveniente que me acostara temprano y
tome una de mis pastillas para que los ruidos de
los chicos no me molesten.
Qué decidí hacer, será motivo de otro relato

Como desvirgue a mi cuñada
Incursionando con algunos relatos para todos los gustos
COMO DESVIRGUÉ A MI CUÑADA

6 de Junio de 2013 por Anónimo
unidad, me tenéis loquita del todo. Te juro que mi hermana no se enterará jamás de esto, porque nos mataría a los
dos. Pero no podía aguantar más y sabía que hoy ella no iba a estar. Por favor no soportaría tu rechazo. Me destruiría
irremediablemente. Pero que decís flaca, vos sabes que yo te quiero muchísimo, y, es más me gustas también
mucho, pero esto no está bien vos sos la hermanita menor de mi mujer, y además eres una cría. Soy mucho más
mujer de lo que pensáis, el hecho de que nunca haya tenido relaciones ni novios conocidos, (encima virgen!!) es que
desde que desperté a la sexualidad, hormonalmente hablando, siempre has estado tú delante mío y no ha habido
ningún otro chico que capte mi atención más que como simple amigo para charlar o ir al cine. Y para que veas que
soy muy mujer, mira, y se soltó el broche de la falda, con lo cual esta cayó al suelo dejando a la vista sus tanguitas
rojas que solo le cubrían su abultado monte de venus y por detrás dejaba las nalgas totalmente expuestas a mi
atónita mirada. Joder, Paty estás como un camión, pero eso no significa nada ni cambia las cosas con respecto a
nuestro parentesco político pero parentesco al fin. Y me tapó la boca diciendo: mira yo de política no entiendo nada y
me tiene sin cuidado, así que dejemos de perder tiempo. Yo estoy decidida a todo. Y dicho esto volvió a abrazarme y
buscar mi boca. Esta vez me dije, ma sí!!, a la mierda con todo. Y abrazándola respondí a sus besos aprovechando
ahora sí para recorrer su cuerpo con mis manos y al llegar a sus nalgas pude comprobar que no solo eran hermosas
y bien contorneadas y paradas, sino que además estaban duras y firmes como toca a una belleza de esa edad. Al
llegar a su pubis por sobre el tanga, comprobé que estaba empapada y la miré a los ojos y entonces me dijo: así me
pones cada vez que te veo, además suelo tener muchísimo flujo cuando me excito. No se hable más dije y alzándola
entre mis brazos la llevé a lo que sería el altar del sacrificio: mi dormitorio con una cama de dos plazas y media. La
deposité en la cama sentada y le saque su remera viendo sus pechos al aire (no llevaba sujetador la muy zorra) y me
dediqué a comerme sus tetitas, saboreando sus pezones que se pusieron rojos y durísimos al contacto con mi lengua
ansiosa de esa carne fresca y virginal. Ella sacó mi polo y desabrochó mi hebilla del jean con maestría como si
estuviera acostumbrada a hacerlo (aunque sabía que no era así). Tuvo su primer orgasmo con mi chupada de tetas.
Aproveché su conmoción y dejándola acostada de espaldas me levanté y quité mi jean junto con el slip saltando a la
arena mi polla inmensamente tiesa y morada. En ese momento tuve una alucinación, me parecía que mi polla
sacaba una lengüita y se relamía el capullo ante lo que tenía delante. Yo por supuesto que sí me estaba relamiendo.
Sin más preámbulos le saqué el tanga con los dientes aprovechando para oler y saborear el flujo que la empapaba.
Me sabía a néctar celestial. Terminé de quitarlo y lo arrojé a mi mesita de noche para dejármelo como recuerdo.
(todavía lo atesoro envuelto en un bolsa de nylon y cada tanto lo huelo y viajo mentalmente hasta ese primer y único
día de sexo con mi cuñadita) Me agaché y comencé a lamer los deditos de sus pies uno a uno introduciéndolos en mi
boca y lamiéndolos con la lengua mostrándole y diciéndole como tendría luego que hacer ella con mi polla. De eso ni
hablar me dijo, me da asco. Pues ya veremos le contesté. Seguí subiendo con mis labios y lengua por sus
interminables piernas, saboreando cada cm de su piel juvenil. Me interné por la cara interna de sus muslos que lamí
insaciablemente hasta llegar a su monte de venus. Aquí inspiré profundamente para embriagarme con su olor
hormonal de hembra en celo, y me asombró sentir su pubis empapado y, alejando unos cm mi cara de su pelvis
pude ver como por su rajita virgen manaban cantidades increíbles de flujo, producto de la calentura que tenía la
chavala. Por supuesto me sumergí en ese mar de miel de romero, que bebí, olí, lamí y saboreé hasta casi
empalagarme, mientras escuchaba l
os suspiros y gemidos de Patricia. Así Beni, por favor no pares, esto es más maravilloso aún de lo que suponía. Yo
seguía recorriendo una y otra vez sus labios virginales, de arriba abajo y al revés, los separaba con mis labios y lamía
el surco entre los labios externos y los internos, hasta que me introduje en su vagina en pos de más de sus jugos. Así
en una de esas entradas y salidas encontré su botoncito, duro, rojo y caliente. Parecía un pequeño pene. Comencé a
frotarlo con mi lengua y en un momento se lo estaba succionando, provocándole un orgasmo de proporciones
increíbles. Gritaba, jadeaba, suspiraba, se pellizcaba los pezones me tiraba de los cabellos y al mismo tiempo me
empujaba contra su vulva. Sin que ella siquiera me tocara la verga sentía que me corría en cualquier momento, así
que me giré y puse mi polla sobre su cara acariciando sus mejillas con el glande. Ella en medio de ese paroxismo
orgásmico, abrió su boca para tomar aire, cosa que yo aproveché para introducir la punta de la polla. Y tomándola de
la cabeza empecé a follarla por su boquita. Primero puso cara de horror, pero luego se ve que no le desagradó ni le
dio tanto asco como había dicho y comenzó a lamerme el capullo. (estoy circuncidado). Era maravilloso sentir esa
lengua caliente y húmeda y el calor de toda su boquita envolviendo mi polla a medida que se la metía hasta el fondo
de su garganta, provocándole alguna arcada, y sin poder aguantar más, le dije, no la saques pero prepárate que me
corro, intentó sacarse la polla de la boca pero la tenía inmovilizada con mis manos y exploté en un mar de semen
dentro de su boquita. Ella instintivamente tragaba para no ahogarse pero al mismo tiempo la saboreaba y caían dos
ríos de leche por sus comisuras, lo que me calentó aun más, y le dije sigue chupando hasta que esté bien limpia y
me agaché a seguir mamando su panochita, con lo cual entre mi corrida y mi mamada le provoqué el tercer
orgasmo de la tarde. Estaba decidido a joderla hasta dejarla exhausta y sin fuerzas de seguir orgasmando. Se quedó
tendida semi inconsciente suspirosa y sudorosa, pero con una carita de felicidad digna de ver. Me tendí a su lado
todavía con la polla empalmada (claro tenía buena resistencia, era muy joven). A los pocos segundos ella se volteó
hacia mí y me dio un delicioso beso en los labios: gracias cuñado ha sido maravilloso. Y tenías razón, me encantó la
sensación de tener tu polla en mi boca, y cuando te corriste, primero me impresioné pero luego comencé a saborear
tu semen y me pareció el manjar más delicioso que haya probado. Yo me levanté con mi lanza apuntando al frente,
lo que le hizo gracia y fui a por una cerveza. pero lo que me impresionó fue ver las sábanas empapadas entre sus
piernas. Parecía como que se hubiera derramado un cubo de agua. Cuando volví tuve una visión celestial, de Paty
espatarrada en mi cama, mostrando su vulva roja y brillante, mientras soñaba despierta, con dos manchones de
semen en su barbilla y otros tantos sobre sus pechitos mirándome llegar con sus ojos fijos en mi enhiesta verga, que
por supuesto pedía y estaba preparada para más guerra.
2ª Parte Me senté junto a ella que comenzó a acariciarme la verga. Tío, que caliente y suavecita es, siempre está así
dura, no te duele ni te molesta, como lo disimuláis cuando vais caminando. No preciosa, está dura porque estoy
excitado por todo esto, pero normalmente se encuentra en reposo colgando entre las piernas. Siguió acariciando,
bajando y subiendo su manito, que no alcanzaba a rodearlo, por el tronco hasta que se animó a bajar su mano hasta
los cojones que también acarició con suavidad. Que gordos y suavecitos son, tan peluditos. Porque no le das otra
chupadita, ahora que estás más tranquila y lo puedes saborear mejor. Bueno, se agachó y empezó a lamerme la
punta, extrayendo una gota de semen que paladeó como un gourmet. Luego recorrió todo el tronco con la lengua,
bajó a los huevos y volvió a recorrer el camino. Al llegar al glande se lo metió entre los labios mientras lamía la punta
con la lengua. Parecía una experta. Yo en este momento abrigaba mis dudas sobre su virginidad, pero decidido a
comprobarlo la acost&eac
ute; de espaldas y me ubiqué entre sus muslos, sobándole el clítoris con mi capullo. Ohhhh, que rico Beni, seguí
porfa, asíii, me gusta muchooooooo, pero por favor lleva cuidado, recuerda que es mi primera vez, y diciendo esto
flexionó sus muslos apoyando los pies contra mi pecho. Yo aproveché para lamer sus pantorrillas, y las acomodé
sobre mis hombros dejando expuestos su coño y culo a mis ojos, manos y verga. Seguí frotándole con mi polla, hasta
que en un momento abrí sus labios y metí la punta; ay, grito, me duele. Shhhhh, tranquilita que seré suave, te
dolerá un poquito al principio y cuando te rompa el himen, pero enseguida pasará y vendrá el goce. Fui haciendo
más presión, y entrando y sacando la puntita para mejorar su lubricación y al mismo tiempo ir dilatando su entrada.
Es una sensación riquísima la que me brindaba su coño hirviente y húmedo pero estrechito, apretando mi verga
inmensa. Era la primera vez que desvirgaba a una joven (luego vendrían, gracias a dios, muchas más).
Presioné un poco más notando que Paty estaba tensa y me miraba con ojos desorbitados y mirada suplicante y
ansiosa. Cuando llegué al tope que marcaba su himen, me recosté sobre ella, poniendo sus piernas abrazadas a mi
cintura, cruzados sus pies a mi espalda (en esa época yo también era delgado y con cintura estrecha, y ella con sus
largas piernas…) y le di un beso de lengua profundo y sentido, para luego susurrarle al oído, respira hondo mi cielo
que ahora viene lo mejor, y de un empellón le metí la tranca hasta el fondo notando algo que se desgarraba y un
líquido caliente que bañaba mi polla y escurría por mis muslos. Ella profirió un grito desgarrador, que yo ahogué
uniendo nuestras bocas y buscando ansioso su lengua ávida de placer. Mientras me mantuve quieto en el fondo de
su vagina para permitir que se amoldara. Notaba las contracciones (que se me antojaron deliciosas) de sus paredes
vaginales, que pugnaban por echar ese cuerpo extraño, aunque cada vez menos extraño y mejor acogido en el seno
de ese volcán ardiente. En eso noté que sus contracciones cesaban su ritmo y ella empezaba a menear su cadera y a
empujar con su pelvis hacia arriba. Señal inequívoca de que ya estaba lista y quería gozar. Paty, si supieras que te
tengo ganas desde que conocí a tu hermana hace dos años (a los dos meses de conocernos nos casamos) pero me
contuve como pude hasta ahora. La besaba en los labios, los ojos, le lamía las orejitas al mismo tiempo que iniciaba
un vaivén de mete y saca que nos pusieron a los dos a mil revoluciones. Era maravilloso sentir el calor que emanaba
de sus entrañas y percibir todo su amor volcado en ese rítmico meneo de sus caderas acompasado a mis embestidas
suaves y profundas, que llenaban su cueva. Empujaba mi espalda y al mismo tiempo se elevaba a mi encuentro
logrando una profundización maravillosa de mi polla en su vagina. Notaba cada vez como topaba con su cuello
uterino, y al mismo tiempo cada vez más porción de mi polla lograba encontrar refugio allí adentro y cuando salía
casi toda, ríos de flujo corrían sobre mis muslos y mi polla hacia mis huevos, que sensación, mezcla extraña de placer
y cosa rara. Ella gemía, gritaba, lloraba, me besaba y pedía más mientras me arañaba la espalda y jalaba mis
cabellos. Beni, Beniii, te quiero mi amor, dame más adentro, más fuerte, siiiii, me corro de nuevo, ahhhhhhhhh, por
diosssss, que dicha. Yo seguí bombeando hasta que no aguanté y sentí que me venía, y estuve a punto de sacarla,
pero me dijo en un balbuceo rápido, tomo pastillas!!, con lo cual se la volví a meter hasta el fondo y la inundé con mi
leche en tal cantidad que rebalsaba por sus labios vaginales y corría por sus nalgas mezclada con sus jugos cada vez
más abundantes, y al mismo tiempo bañaban mis muslos y encharcaba las sábanas.
Agotado bajé sus piernas y me tendí sobre ella sin sacar mi polla, ahora sí camino de la flaccidez, y abrazándola con
ternura le pegué un hermoso morreo. Nos quedamos adormecidos un ratito, hasta que sentí mi polla ya en reposo, o
casi, salirse, entonces me puse de costado abrazado a ella y besándole las mejillas y su orejita. Te gusto Paty, mi
amor?. Dios, cuñadito, como envidio a m
i hermana de pensar que te tiene en su cama para toda la vida!!. Ha sido la mejor experiencia de mi vida. También la
mía tesoro. De verdad?? Claro que sí, no todos los días uno tiene la oportunidad de comerse un virgo y espera que
todavía no ha terminado. Ah, no? No. Nos levantamos y duchamos juntos, la enjaboné todita, disfrutando toda la
suavidad y tersura de su piel. Volví a chuparle el coño y luego ella me enjabonó a mí disfrutando con mi polla
pequeñita y mis vellos pectorales y pubianos. Luego nos secamos, nos tomamos un café y volvimos raudamente a la
cama. Mientras tomábamos café me enloquecía verla envuelta en un toallón atado a su cintura con los pechitos
desafiantes al aire. Yo en bolas. Cuando volvimos a la cama, le dije porque no pruebas ahora mi polla que está
fláccida y sientes como crece en tu boca. Vale y se agachó a lamerla y meterla en su boca mientras acariciaba mis
huevos. Yo estaba en el séptimo cielo, pensando como me la follaría por el culo, que me tenía obsesionado.
Me dejaría, la forzaría? No, era cuestión de llevarla despacito a ello y que me lo suplicara. Cuando noté que me faltaba
poco para volver a correrme en su boca se la hice sacar y acostándola boca abajo, me senté sobre sus muslos
dejando mi polla apoyada a todo lo largo de su surco ínter glúteo. Que bien se siente, tan dura y tan caliente entre
mis nalguitas. Muévete un poco porfa. Comencé a frotar sus nalgas con la polla mientras masajeaba sus hombros y
besaba su nuca, luego su espalda para ir bajando por su canal vertebral mientras mi polla se deslizaba entre sus
muslos y luego sus piernas. Así llegué al comienzo de sus nalgas, internándome con la lengua en ese canal
maravilloso que llevaba hasta su agujero posterior. Sentía sus estremecimientos y gemidos de placer, y además
como amasaba mi polla con sus pantorrillas; bajé hasta casi su raja anterior y luego subí por ese surco debajo de los
glúteos que me encanta lamer. Luego volví a su ano que empecé a lamer y besar, notando como se contraía, pero
estaba muy cerrado y pensé que me costaría sudor y lágrimas (estas últimas de ella) abrirlo con mi polla. Así que
luego de dejarlo bien mojadito la levanté un poco de su cadera y se la metí por la vagina, para aprovechar su ya de
nuevo abundante flujo, y al mismo tiempo permitir que mis dedos facilitaran el trabajo. Mojé mis dedos con el flujo
que corría por sus muslos hacia delante y suavemente le introduje el mayor en su anito virgen. Pegó un salto
diciendo: que haces, Beni. Solo acariciarte más profundamente, no te agrada? Sí pero…..
, no sé, me dio miedo. de que?, haciéndome el tonto. Pues una escucha muchas cosas?! Tranquila mamita que solo
quiero tu placer y mi goce. Y seguí metiendo el dedo hasta que ella empezó a moverse y suspirar como si le gustara.
Entonces empecé a meterlo y sacarlo hasta el fondo y moverlo en círculos para darle placer, y de paso dilatarlo. Ay
Beni, como me gusta no pares de moverlo, y sigue follandome por delante, asiiii, siiii, me encanta cuña. Cuando ví
que ese dedo ya no dolía y era aceptado con gusto suavemente le metí otro. Y o no se enteró o le gustó porque
siguió suspirando y meneando el culo y la cadera. Yo seguía metiendo y sacando la polla de su vagina. Parecía un
trépano sacando petróleo por la cantidad de flujo que seguía saliendo de esa increíble cueva. Cuando ya tuve bien
alojados tres dedos consideré que ya era suficiente. Los saqué y noté un suspiro como de desilusión, rápidamente y
antes de que se estreche nuevamente llevé mi lengua a su culo y lo penetré profundamente con ella, lamía sus
glúteos y volvía a meterla adentro, sentía como el esfínter se contraía y me la apretaba. Sigue, sigue, no pares por
favor, maaaaaas, mmmaaas, sigue. No puedo más, por favor meteme tu polla por ahí. Yo que seguía chupandole el
culo, entre lamida y lamida le dije, cómo no era que tenías miedo?. No hagas caso, por favor no me hagas desear,
métemela ya, yaaaa! Bueno, tampoco era cuestión de hacerme rogar más, incorporándome y sacando mi polla
excelentemente lubricada de su vagina, la apoyé en su culo y suavemente se la fui enterrando. Era
maravilloso ver como ese anito virgen hasta entonces, absorbía toda la longitud y grosor de mi verga. AAAAYYYY, me
duele mucho, ya basta por favor, quítala un poco, por favor!!! Yo me retiré un poco casi me salgo del todo, cuando
ella cerró sus piernas para no dejarme sacarla toda. No toda no, hasta ahí nomás. Volví a arremeter suavemente y
esta vez aguantó hasta que la tuve hasta la mitad enterrada. AYYYYY, para, para, y yo comencé a meter y sacar
hasta allí, haciéndola gemir y llorar. Yo sentía como nunca, también era la primera vez que me follaba a una mujer
por el culo (mi mujer nunca me dejó hasta ahora) y hasta ese entonces no se me había dado por allí hasta que vi el
culito tan tentador de esta nenita, mi cuñadita, Patricia!!!!. Era algo maravilloso, sentir como su esfínter me apretaba
el tronco, me ordeñaba cuando yo entraba y salía, sentir ese calor abrasante cuando estaba adentro, y las
contracciones de sus paredes, notar como controlaba su excitación con mi follada, y cuando llevaba mi mano a su
vagina, como chorreaba flujo por ella. Era una mezcla de sensaciones maravillosas que pocas veces había vivido y
viviría desde entonces. En esa nube de placer estaba yo cuando noté que se venía en un nuevo orgasmo, casi
convulsionando de placer, lo que aproveché para enterrarle mi lanza hasta el fondo pegando mis huevos a su coño
empapado y a partir de allí no paré de bombear ese maravilloso camino entre sus deliciosas nalgas hasta que solté
uno de las mayores corridas de mi vida, en el momento en que sentí mis huevos bañados con su flujo y las
contracciones espasmódicas de su esfínter. Sentí como la llenaba de leche caliente y ella me dijo, maaaaaas, que
maravilla ese líquido tan caliente que me está llenando las entrañas, sigue, sigueeeeeeeee, empujando su cadera
hacia atrás para metérsela hasta donde cupiera, y se volvió a correr profiriendo gritos de placer, hasta caer rendida
sobre la cama y yo sobre ella. Luego nos volvimos a duchar y nos vestimos (ya eran las ocho de la tarde y ella debía
volver a su casa) sentándonos en el salón a conversar de lo pasado. Patricita, esto ha sido algo maravilloso, pero no
puede repetirse. Ya, lo tengo claro, me dijo. Pero no me importa, me has hecho la mujer más feliz del mundo y no me
importaría no volver a follar en mi vida.
Creo que tengo sexo para disfrutar en mis recuerdos durante muchos años. Te quiero, gracias. Pero déjame algo
más, y agachándose entre mis piernas me sacó la verga del short que me había puesto y llevándosela a la boca me
pajeó con los labios hasta que me corrí nuevamente, esta vez por supuesto menos abundante. Me la chupó hasta
que estuvo bien limpia y relamiendo sus labios me dijo, quería llevarme tu sabor como otro recuerdo. Gracias por
todo Beni. Eres el mejor cuñado del mundo. Se fue con los ojos llorosos, y nunca más volvimos a hablar del tema.
Luego ella se casó tuvo dos hijos y sigue siendo una hermosa mujer, que más de uno quisiera follarse. Te gustó? Pues
es cien por cien cierta, con un poco de condimento a la hora de contarlo, pero los hechos sucedieron tal cual.