LA NOVIA DE MI HIJO
Me llevo unos segundos reaccionar y saludarla. No podía creer lo buena que estaba. -Hola, dije tratando de parecer amable, soy el papa de Martin.
-Hola, yo soy Bárbara.
Le di un beso en la mejilla, aunque me hubiera gustado lanzármele encima y hacerle de todo. Paso a describirla, así me entienden,; morocha pelo lacio, con un flequillo que le llegaba hasta sus dos hermosos ojazos azules, naricita pequeña y una boca bien carnosa, bien de petera. Tenía un piercing arriba de los labios que parecía un lunar. En definitiva, tenía una cara “Bárbara” de putita, y el cuerpo la delataba, era imposible no mirarle las tetas, dos enormes melones que apenas podía contener una vieja musculosa negra que tenia puesta, y que le hacia un escote muy grande; abajo llevaba una calza que dibujaba una cola espectacular, grande, redonda y bien paradita, que sobresalía de su cuerpo y daban ganas de darle un pellizcon.
-Pa, nos vamos al cuarto, cualquier cosa avísame.
Mientras se iban no pude evitar clavarle la mirada en el orto, se le marcaba una mini tanguita bien metida en el culo. Y, no sé si por mi calentura o que, me pareció que la turrita caminaba parando mas la colita y meneándola de un lado al otro. Ni bien se fueron corrí al baño, me encerré, y me hice una buena paja en honor a la novia de mi hijo.
Pasó una hora y ya eran las ocho de la noche, con la excusa de preguntarle si iban a comer en casa fui al cuarto de Martin. Golpee la puerta, por las dudas,
-Pasa que está abierto.
Cuando entre vi a mi hijo jugando a la play 3 y a su novia acostada boca abajo en la cama con la notebook.
-Venia a preguntar si iban a comer en casa, dije sin quitar la vista de la cola de Barby.
-Si pá, comemos acá.
-Pido unas pizzas ¿Qué dicen?, dije haciéndome el joven.
-Dale, dijo Martin sin quitar la vista de la tele.
-Por mi está bien, dijo Barby, que había girado la cabeza y me había visto in fraganti mirándole la colita.
Salí de la pieza, y me dije a mi mismo, no podes ser tan hijo de puta de querer cogerte a la novia de tu hijo, aunque por otro lado pensé, no puede ser tan boludo mi hijo que teniendo a esta yegua a su disposición, se ponga a jugar a la play.
Llame al delivery y me puse puse a ver un poco la tele, estaba haciendo zapping, cuando de casualidad deje en el canal once, mientras buscaba una cerveza en la heladera.
-Vos también ves esta novela.
Sentí la voz de Barby a mi espalda.
-Sí, de vez en cuando. (Mentí)
Barby se quedo parada contra la mesada.
-Me pasas vasos, están ahí, dije señalando la alacena superior, haciendo que tenga que darse vuelta y así volver a deleitarme con ese culito. Me paso sólo un vaso.
-¿Vos no queres tomar?
-No debería, me dijo con una sonrisa, pero bueno, un poquito.
Volvió a girar y saco otro vaso.
-¿Y Martin?
-Sigue con la play, cuando juega a eso no me da bola.
Que boludo, pensé, mientras le servía un vaso de cerveza. Ahí nos quedamos mirando la tele en silencio; a los pocos minutos sonó el timbre, era el delivery. Cuando me vio con las pizzas me dijo:
-Te ayudo a poner la mesa. ¿Donde están los platos?
-Al lado de los vasos.
Otra vez quedo de espaldas a mi dándome una fabulosa vista de ese majestuoso ojete. No pude resistirme, y fingiendo ir a garrar otro vaso, pasé por detrás de ella, y la roce con mi verga algo excitada. Pensé que me iba a decir algo, pero nada.
-Le voy a avisar a Martin que esta la comida, dijo.
Comimos, vimos tele, y después se fueron a la habitación nuevamente. Levante los platos y me fui a la cama. Tenía la tele muda, ya que quería escuchar cualquier cosa que pase en la habitación contigua, entre mi hijo y su novia; lamentablemente para mí, no se oía nada, o ya se habían dormido, o eran muy silenciosos. Después de un rato de estar con la oreja en la pared, me acosté y me quede viendo una repetición de un partido de futbol; no sé cuánto tiempo paso cuando sentí el rechinar de la puerta del baño. Me levante como un rayo, y salí para allá. Entre al baño, prendí la luz, y me lleve una sorpresa, estaba Barby sentadita en el inodoro.
-Perdón, dije y salí rápido.
Al minuto salió ella que llevaba le musculosa y abajo solo una tanguita.
-Perdóname por entrar sin golpear.
-No, perdóname vos, yo no encendí la luz para no hacer ruido. ¿Te desperté?
-No, me despierto siempre a esta hora y me tomo un vaso de leche. ¿Queres?
-¿Qué?
-Leche, yo te doy.
-Tu leche, mmm, bueno, un traguito.
Los dos estábamos hablando en doble sentido, así que decidí seguir jugando.
-Sos una privilegiada, no a muchas les doy mi leche.
-Gracias, es muy rica. Dijo mientras le daba un sorbo al vaso de leche que le había servido.
-Y nutritiva, agregue, a tu edad tenes que tomar la leche todos los días para crecer fuerte.
-¿Te parece que estoy fuerte?, pregunto sacando musculo con su brazo.
-Estas fuertísima, así que me imagino que debes tomar mucha leche, Martincito te tiene bien alimentada.
-No, Martin no me da la leche.
Me había empezado a hablar en tono de bebota que me volvía loco.
-¿Y entonces? ¿Quién te da la lechita?
-Amigos del cole, todos los días me invitan a su casa y me dan la leche bien calentita.
No sabía si hablaba en serio o no, pero a mí me parecía que si, así que fui por mas.
-Pero esa leche no puede ser como la mía, son nenes, vos necesitas la leche de un tipo como yo.
-¿Te parece? ¿y qué tiene de distinta tu leche?
-Probala.
-Ya la probé, me dijo señalando el vaso.
-Pero esa estaba en la heladera, en mi habitación tengo una botella grande.
-Mmmm, no sé.
-Dale te va gustar.
-Tengo sueño, por ahí otro día.
Y así se fue meneando su redondo y muy parado culito cubierto apenas por una tanguita rosa metida en su raya trasera. Me dejo caliente como una pava, así que no me quedo otra que ir a mi pieza y masturbarme, ni una, ni dos, sino tres veces. Igual no pude pegar un ojo en toda la noche, tenía que cogerme a esa pendeja, ya me chupaba un huevo mi hijo, de seguro era re cornudo, que le hace una mancha mas al tigre, pensé.
A la mañana me desperté y mientras lavaba mis dientes, escuche ruido en la cocina, debe ser Martin, me dije. Termine en el baño y salí, en la cocina ya estaban mi hijo y su novia Barby.
-Prepare café pa ¿Te sirvo?
-Si gracias hijo.
Salude con un beso a cada uno y me senté. Mientras desayunaba no le quitaba la vista ni un segundo a Barby, que cada tanto me miraba.
-Bueno, me tengo que ir a trabajar, dije.
Me fui a cambiar y volví a despedirme.
-Pa, Barby sale con vos porque tiene que ir a buscar su ropa del colegio. Yo la mire, pero no dije nada. Salimos los tres, Barby se despidió con un beso de mi hijo, un poco frio para mi, ya que si fuera mi novia le comería la boca apasionadamente. Como no tengo auto fuimos a la parada del colectivo que quedaba a dos cuadras; en el trayecto, no dije nada y ella tampoco, hasta que no me aguante más y le dije:
-¿Y pudiste dormir bien?
-Sí, creo que tu leche me hizo bien, me dijo sonriendo picaronamente.
-Si hubiese venido a mi cuarto te habría dado mucha más leche, al final la tuve que tirar.
-Que desperdicio, con lo rica que estaba tu leche, se me hace agua la boca.
Llegamos a la parada y mientras esperábamos notaba como todos los tipos le miraban el orto, y ella como si nada. Llego el colectivo, lleno como siempre, y fuimos subiendo, Barby adelante mío, pero el hombre que estaba delante de ella la deja pasar y luego se mete él, impidiéndome quedar detrás de ella; Que hijo de puta, pensé. Subimos los que pudimos y arranco. Barby había quedado contra en surtidor de boletos y a su espalda, el tipo que la había dejado pasar bien pegado a ella, que había girado su cabeza y me miraba. Yo quede al lado del asiento del chofer, y aunque intente acercarme, me fue imposible. Desde mi posición veía como ante cada frenada, el tipo arremetía contra Barby y la hacía rebotar hacia adelante, y ella como si nada. Así fue todo el camino, lo que duro el viaje, hasta llegar a la estación, donde bajamos todos.
-¿Viajaste cómoda?, le pregunte jodiendo.
-Sí, porque, ¿vos no?
-Me hubiera gustado viajar más cerca de ti. Ahora ¿Adónde vas?
-A Flores.
Se me dibujo una gran sonrisa en el rostro, yo iba a Once, y el tren a esta hora era un caos, asi que no iba dejar pasar la oportunidad de manosearla a mi antojo.
La estación estaba repleta, y nos quedamos en un pequeño hueco para poder subir, obvio que me puse detrás de ella. Llego el tren y toda la gente se abalanzo sobre las puertas, yo agarre a Barby de la cintura para no perderla y la apoye a fondo, apenas pudimos entrar. Ella trataba de agarrarse del pasamano teniendo que ponerse de puntitas de pie y levantando mas su colita, yo en un movimiento rápido, acomode mi verga, que ya estaba erecta, bien derecha, y agachándome un poco, se la metí entre las nalgas. Prácticamente la deja encastrada sobre mi verga.
-¿Estas cómoda Barby?, le pregunte al oído.
Sí, me dijo con la cabeza.
Entre el movimiento y el contacto con esa cola bien dura arriba de mi verga, tuve que hacer un esfuerzo por no acabarle ahí mismo.
Yo seguía “disfrutando” del viaje, cuando Barby me toca el brazo y me muestra su celular; al principio no entendí, hasta que leí un mensajito que había escrito ella:¿ LA TENES ASI DURA POR MI?. Si, le dije al oído. Otra vez se puso a escribir en el celular: ¿TODO LO QUE ESTOY SINTIENDO ES TUYO?. Si, volví a decirle.
El resto del viaje los dos estuvimos en silencio, aunque sus mensajes me hicieron ser todavía más osado, y con mis manos le fui tocando la colita todo el viaje. Posaba mis mano una en cada nalga y las movía circularmente; cuando vi que ya faltaba poco para llegar a Flores, puse mi mano derecha en la raya trasera de Barby y fui tanteando hasta encontrar el agujerito posterior, pero se ve que mucho no le gusto, ya que enseguida se movió.
-Permiso, que tengo que bajar.
Obvio que la seguí y me baje con ella.
-¿Vos no seguís hasta Once? Me pregunto haciéndose la tontita.
-¿No me vas a dejar así?, le retruque.
-¿Así como?
-Caliente, me muero de ganas de cogerte.
-Sos un zarpado, soy la novia de tu hijo.
A esta altura ya no me importaba nada.
-Vamos a un hotel.
-¿Y Martin?
-No se va a enterar.
-No se, no estoy muy convencida.
Ahí trate de utilizar mi experiencia y domine la situación.
-Vamos a probar, si no te gusta, paramos y te vas.
Aunque sabía que era una gran mentira; la tome de la mano y la fui llevando hasta salir de la estación. Notaba como todas las miradas estaban posadas en nosotros; ahí me sentí el centro de atención ya que seguramente todos los tipos se morían de envidia. Este pensamiento me hizo querer llamar más la atención, le solté la mano y y la abrace por la cintura; tenía mi mano apenas arriba de su cola. Así la lleve unas dos cuadras.
-¿Adónde vamos?, me pregunto.
-Al primer telo que encuentre, fui mi respuesta.
-¿Por qué no vamos a mi casa?
Yo la mire algo sorprendido.
-No hay nadie, mi mama está trabajando.
-¿Y qué estamos esperando?, le dije.
Caminamos unas cuadras hasta que me dijo:
-Acá no me agarres que la gente me conoce, vivo a dos cuadras.
Le hice caso, y al fin llegamos a una casa vieja, pasamos una pequeña cerca, y abrió la puerta:
-¿Sos vos Barby?, se oyó desde adentro.
-Sima
-¿Quién es? Pregunte ya malhumorado.
-Mi mama, debe estar por irse.
Yo ya estaba maldiciendo cuando aparece una mujer morocha, ojazos azules, la misma boca petera que la hija y un cuerpazo de lujo que no dejaba dudas de que era la madre.
-Hola, dijo sorprendida cuando me vio.
-Hola ma, él es el papa de Martin, mi novio, me acompaño para que no venga sola en tren.
-Hola, yo soy Claudia, la mama de Barby, me dijo acercándose a darme un beso. Gracias por acompañar a mi hija, es tan peligrosa la calle para que ande sola.
Con lo puta que le salió la nena no va a tener ningún problema pensé, pero viendo como estaba vestida la mami sabia de donde había aprendido. Llevaba puesto un trajecito azul oscuro muy entallado que marcaba un culo muy apetitoso y una delantera aun mejor.
-Bueno, me tengo que ir, dijo Claudia, gracias de nuevo y espero que nos volvamos a ver a si hablamos un poco más.
-No va faltar oportunidad, le dije amablemente.
En mi cabeza ya pensaba en cogérmela a ella también, aunque primero la iba a desplumar a la hija
Cuando se fue, Barby me dijo:
-¿Le estabas mirando el culo a mi mama?
Aunque trate de negarlo, se ve que fui muy evidente.
-Bueno, vamos al grano, dije para volver a tomar el control de la situación.
Me fui acercando hasta arrinconar a Barby contra la pared, la tome del mentón y le di un beso muy apasionado, le mande la lengua hasta la garganta. Mientras tanto con mis manos me había despojado del cinturón y había dejado caer mi cinturón al suelo.
-¿Queres la leche?, le pregunte al oído.
Eso fue suficiente para que se arrodille y agarrándome la poronga con una mano, empezara a masturbarme lentamente. Me miraba a los ojos haciéndome calentar todavía más.
-¿Tenes mucha lechita para mí?, dijo en tono de bebota.
Inmediatamente, sin esperar la respuesta empezó a pasarme la lengua por toda la verga, como si fuese un helado hasta llegar a los huevos, que se los metió en la boca, provocándome que largue los primeros gemidos. Luego volvió a pasar la lengua hasta llegar a la cabeza de mi verga, donde le dio un besito.
-Que linda vega que tenes, Martincito no la tiene así de grande.
Yo estaba que explotaba y encima esta pendeja me calentaba más. La agarre con mis manos de la nuca y le hice meterse mi chota en su boca. Ah, que placer fue sentir esa boca carnosa chupando mi verga, era toda una experta, de a poquito se fue comiendo cada centímetro de mi poronga hasta chocar con mis huevos. Le habían entrado mis 18 cm en la boquita, y creo que todavía entraba más. Chupaba y succionaba de forma magistral, moviendo su lengüita, me hacia estremecer de lo caliente que estaba. No pasaron muchos minutos cuando siento que iba a acabar. La agarre bien fuerte de la nuca y le mande los potentes chorros de semen contra su garganta. Pese a querer salirse al principio, luego no tuvo dificultades para tragarse toda la leche.
-¿Te gusto?, me pregunto sin dejar de acariciarme la verga.
-Es la mejor mamada que me hicieron en mi vida.
-Gracias, no sos el primero que me lo dice.
Yo la miraba asombrado, como una chica de 17 años, hermosa, con un cuerpazo de infarto, podía ser tan puta. La ayude a levantarse.
-Vamos a tu pieza, le dije.
La habitación parecía la de una niña de 10 años, llena de peluches, pintada de rosa, con una pequeña cama, contrariaba totalmente con la apariencia y la personalidad de atorranta de Barby.
Se puso contra el placard, dándome la espalda y despacio fue bajando su calza, dejando al descubierto su enorme cola bien paradita, apenas tapada por una tanguita. No aguante y me abalance, poniéndome de rodillas, empecé a besarle toda la cola, le saque la tanguita y pude ver su agujerito posterior. Barby arqueaba la espalda y sacaba mas la colita facilitándome la tarea para seguir comiéndole la colita. Empecé a trabajar con lengua su culito y al minuto ya escuchaba la respiración entrecortada producto de la excitación, así que decidí meter el primer dedito para dilatarlo bien.
-Ay, se quejo Barby al sentir el dedo invadiendo su agujerito. Lentamente lo fui introduciendo todo. Tenía la cola bastante estrecha por lo putita que parecía. Retire el dedo y volví a introducirlo. Repetí este movimiento varias veces seguidas, cada vez con más intensidad. Le estaba cogiendo la colita con el dedo y a ella le encantaba, ya que había empezado a gemir más fuerte. Cuando creí que estaba entregada, saque mi dedo, me pare, y apunte mi verga a su culito.
-Despacio, por favor, dijo Barby.
Aunque no le lleve mucho el apunte. Apoye mi poronga bien erecta sobre su anillito de cuero y haciendo presión le metí, primero la cabeza y luego un cuarto de mi chota. Así me quede unos instantes, para que su colita se acostumbre, podía sentir como mi verga iba abriendo poco a poco su culito.
-Vamos a la cama, me dijo.
Sin sacársela del culo, la lleve clavadita hasta la cama. Se puso en cuatro en el colchón, quedando yo parado en el piso, con media verga en su cola. Sin esperar mas fui metiendo poco a poco todo mi miembro hasta chocar mis huevos con sus nalgas. Ella estaba en silencio, seguramente sentía más dolor que placer, todo lo contrario a mí, que sentía más placer que nunca en mi vida. Así empecé a bombear, primero despacio, hasta ir tomando ritmo; veía desde arriba como mi verga entraba y salía de esa fabulosa cola excitándome todavía más. Barby había empezado a a mezclar gemidos con pequeños gritos, a medida que aceleraba la cogida. Le estuve dando sin parar todo lo que pude, hasta que sentí que me venía y sin avisarle le llene la cola de leche. Los dos nos acostamos en la cama cansados. Todo era silencio hasta que ella hablo.
-¿Te gusto cogerte a la novia de tu hijo?
-Me encanto, respondí.
-Sos un hijo de puta, ¿no tenes ningún remordimiento?
-¿Por qué?
-No sé, es tu hijo.
-No, creo que me calentó mas cogerte sabiendo que después te va a coger mi hijo.
-¿Mira que a Martin no le doy la colita?
-¿Qué?, pregunte incrédulo.
-Tiene que ganársela, si me quiere de verdad tiene que ser paciente.
Pobre Martin, boludo y cornudo salió. Pero era preferible que me la coja yo y no un desconocido.
Después de descansar unos minutos, mírela hora en el celular y me di cuenta que era tardísimo, me levante como una bala y me vestí. Mes despedí de Barby con un beso bien fogoso y me disponía a irme, cuando se me ocurrió hacerle una pregunta:
-Che Barby ¿Tu mama tiene novio?…
No hay comentarios:
Publicar un comentario